lunes, 2 de enero de 2012

Abisal 2

Arrecia el frío. A lo lejos avanza una tormenta.

He visto lirios, lirios del río; fríos, blancos, y así  he recordado la hierba y las mañanas dulces de primavera.
Mi alma se trasmuta. Está virando, pesada y  crujiente, balanceándose como un galeón. Cuesta enfrentar el viento del norte.Ya llega.
Anoche la ciudad chillaba, se movían veloces los coches por sus venas. Resplandecían los árboles en su guardia perpetua .Anoche la ciudad  era una galaxia en medio de la oscuridad, relumbraba como una neurona cerebral y sin embargo sus gritos ni siquiera llegaban al cielo.Satélites y asteroides permanecían impasibles. Ajenos a los vientos estelares que azotan los corazones de los que habitan la tierra.

Arrecia el frío y también lo salvaje. A lo lejos avanza una tormenta. ¿Quién le impone a los árboles semejante silencio?¿Es el mismo que decide sobre los hombres y sobre sus insignificantes quehaceres? Solo trasciende la belleza.